Biblia Sagrada

Reina Valera 2010

Salmos — Capítulo 139

← Volver a Javier.Band
Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio Josué Jueces Rut 1 Samuel 2 Samuel 1 Reyes 2 Reyes 1 Crónicas 2 Crónicas Esdras Nehemías Ester Job Salmos Proverbios Eclesiastés Cantares Isaías Jeremías Lamentaciones Ezequiel Daniel Oseas Joel Amós Abdías Jonás Miqueas Nahúm Habacuc Sofonías Hageo Zacarías Malaquías
Mateo Marcos Lucas Juan Hechos Romanos 1 Corintios 2 Corintios Gálatas Efesios Filipenses Colosenses 1 Tesalonicenses 2 Tesalonicenses 1 Timoteo 2 Timoteo Tito Filemón Hebreos Santiago 1 Pedro 2 Pedro 1 Juan 2 Juan 3 Juan Judas Apocalipsis
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100 101 102 103 104 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118 119 120 121 122 123 124 125 126 127 128 129 130 131 132 133 134 135 136 137 138 139 140 141 142 143 144 145 146 147 148 149 150

1. <<Al Músico principal: Salmo de David>> Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.

2. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, has entendido desde lejos mis pensamientos.

3. Mi andar y mi acostarme has rodeado, y todos mis caminos te son conocidos.

4. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.

5. Detrás y delante me guarneciste, y sobre mí pusiste tu mano.

6. Tal conocimiento es muy maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender.

7. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?

8. Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el infierno hiciere mi lecho, he aquí allí tú estás.

9. Si tomare las alas del alba, y habitare en el extremo del mar,

10. aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra.

11. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí.

12. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día: lo mismo te son las tinieblas que la luz.

13. Porque tú formaste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre.

14. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras: Estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.

15. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra.

16. Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.

17. ¡Qué preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!

18. Si los contara, serían más numerosos que la arena; despierto, y aún estoy contigo.

19. De cierto, oh Dios, matarás al impío; apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.

20. Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre

21. ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos?

22. Los aborrezco con profundo odio; los tengo por enemigos.

23. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos:

24. Y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 98 99 100 101 102 103 104 105 106 107 108 109 110 111 112 113 114 115 116 117 118 119 120 121 122 123 124 125 126 127 128 129 130 131 132 133 134 135 136 137 138 139 140 141 142 143 144 145 146 147 148 149 150